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lunes, 11 de julio de 2011

Un año con estrella

Hace un año. Hoy ya hace un año. Hoy mismo se cumple el primer aniversario del Iniestazo, del día en el que triunfó el buen juego, de cuando el fútbol hizo justicia a veintitrés jugadores que lo elevaron a su máxima potencia y le dieron una belleza muy pocas veces vista. Hoy hace un año que la Selección Española ganó el Mundial de Fútbol, el torneo más importante a nivel de países.

Hace un año que Iker Casillas, capitán de La Roja, levantó el trofeo más ansiado, la Copa de Campeones del Mundo. Este éxito prolongaba el espectacular estado de forma del equipo español tras la conquista, dos años antes, de la Eurocopa. También era el punto culmen de la Etapa Dorada del Deporte Español, que se ha visto plagado de títulos, récords, triunfos y reconocimientos en estos últimos años, colocándonos como una de las primeras potencias deportivas del planeta.

Este mundial fue bastante especial porque fue el primero que se jugó en el continente africano, concretamente en  Sudáfrica, en la punta sur. Esto fue bastante conflictivo debido al alto índice de delincuencia, de la cual fueron víctimas varias selecciones. También fue problemático el estado meteorológico: una alta humedad, frío invernal y lluvias constantes.

España empezó el campeonato perdiendo el primer partido de la fase de grupos por 1-0 ante Suiza de forma inmerecida por un gol de carambola y tras un baño de juego y ocasiones que no se reflejó en el marcador. Esto nos puso en alerta y activó al equipo, que ganó 2-0 y 2-1 ante Honduras y Chile, respectivamente. Empezábamos ya una fase eliminatoria en la que nos enfrentábamos con nuestra vecina Portugal, que llevaba nueve meses sin encajar un gol, a la que superamos por 1-0 con gol de Villa, que ya sumaba cuatro y se proyectaba como aspirante a máximo goleador. Después vino Paraguay, mientras intentábamos no acordarnos de "la maldición de cuartos", Larissa Riquelme animaba a su manera a su país y Manolo el del Bombo seguía recuperándose en España. Otra vez 1-0, fieles a nuestro juego y con un penalti fallado para equipo. Semifinales, ya habíamos hecho historia, nunca habíamos llegado tan lejos, y nos esperaba Alemania, que venía de tumbar por 4-0 a la Argentina de Maradona y Messi y con un saco de nueve goles enchufados por dos encajados. Ni estos pudieron con nosotros, Puyol  metía dentro a Neuer en la portería tras un violento remate de cabeza en un córner botado por Xavi, otro 1-0 con un juego brillante.

Nos frotábamos los ojos, estábamos en la Gran Final, la "Finalísima". Era hasta difícil de creer, decenas de generaciones de futbolistas de gran talento y calidad habían fracasado en el intento, unas veces de forma justa y otras no tanto; nos habían dejado un legado de pesimismo e inseguridad que fue difícil de olvidar, pero con este equipo teníamos fe ciega, ya habían marcado una época. El país entero estaba unido, por una vez dejamos de lado la crisis, el paro, la política, en definitiva, cualquier preocupación, estábamos llenos de ilusión, podíamos lograr algo grande, de esta no pasaba, se nos tenía que hacer justicia por una vez, por todos aquellos que cayeron en el camino.

11 de julio de 2010, nervios nada más abrir los ojos por la mañana. Toda España jugaba ese partido, los telediarios, los periódicos y la radio nos lo recordaba, e íbamos a darlo todo. 20:30 hora española, comienza nuestra final. Holanda comienza con una fuerte presión y con un juego duro y basado en robar y salir a la contra, España quiere jugar a su manera, con mucha posesión y sin prisas. Howardd Webb, el árbitro, fue de buenazo con "los tulipanes" ignorando bastantes tarjetas y permitió su juego brutal. El partido fue muy trabado debido a esta gran presión de nuestro rival, aunque aun así en la primera parte gozamos de ocasiones claras. Descanso. No habíamos dominado en la primera parte y nos pusimos nerviosos, no terminábamos de verlo claro; teníamos fe. En la segunda parte España resurge con fuerza, como en el inicio de la primera, y nos acercamos a su portería con peligro. Robben tuvo en sus botas las dos ocasiones más claras de Holanda: primero, un mano a mano con Casillas que sacó con el talón del pie derecho, corroborando su papel de Santo, y después, otro mano a mano en el que el Casillas le quitó el balón al delantero gracias a que Puyol lo pudo estorbar sin llegar a forzar la falta. También metió Vicente del Bosque a Navas por Pedro y más al final a Cesc por Xabi. Jesús Navas era la frescura que necesitábamos, materializó numerosos ataques por la banda, entre los cuales estuvo la ocasión más clara para los nuestros: centro raso de Navas, la toca Heitinga y se le queda delante a Villa, que la cruza pero se topa con Stekelemburg que mene una mano prodigiosa.
Final de los primeros 90 minutos, media hora más hora más de sufrimiento. De la primera parte destaca el mano a mano de Cesc en el que estuvo algo chupón, ya que tenía a Villa solo a su derecha y prefirió chutar encontrándose otra vez con Stekelenburg, y un remate de cabeza casi a portería vacía de Mathisen tras un malentendido de Casillas con su zaga. Segunda parte, Del Bosque da entrada a Torres por VIlla y empieza a pensar en los penaltis, Heitinga es expulsado por agarrar a Iniesta cuando pisaba el área solo.

Ramos y Puyol le quitan el balón a Elia que intentaba la internada por la izquierda, Puyol la juega con Navas, este se pega la carrera contra el mundo para realizar otro ataque, pasado el medio campo se enreda con dos holandeses y el esférico sale rechazado para Iniesta, la da de tacón para Cesc, este intenta abrir para Torres pero un zaquero toca el balón y le llega a Navas, que ahora si la echa a El Niño a la izquierda, ve el desmarque de Iniesta y se la tira, pero corta Van der Vaart, le cae el balón a Cesc que ve solo a Iniesta le mete un pase con bote, el de Fuentealbilla se la acomoda hacia adelante con la derecha, deja que bote de nuevo, se agarra el césped con la bota izquierda, estira la pierna derecha y engancha el balón, que sale despedido con mucha fuerza y es acariciado por el guante derecho de Stekelenburg y rebota en la red.

Abrazos. Entonces un brillo, una chispa, apareció en millones de ojos. Lágrimas. A partir de ahí todo cambió. España se convirtió en la Campeona del Mundo. Besos. Millones de españoles sintieron una de las mayores alegrías de sus vidas, un empujón en la triste situación en la que se encontraba el país y el mundo. Voces. Subimos el último escalón del Olimpo, nos hallábamos entre los mejores, entre los que han dejado su huella en la historia, se nos condecía la estrella que conmemoraba no solo a las estrellas del fútbol, sino a las que habían conseguido consolidar una constelación cuyo esplendor recordaremos cuando contemplemos el firmamento. Latidos. Veintitrés jugadores afianzaron el orgullo de una nación unida por un simple juego, grabaron sus nombres en la eternidad, serán nuestros primeros campeones, no serán los últimos.

Se cumple un año de felicidad, un gol que seguirá poniéndonos el vello de punta y hacer que nuestros corazones latan con fuerza notoria.

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