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sábado, 29 de enero de 2011

Últimos suspiros

El espíritu abatido forcejeaba a duras penas aunque no se dejaría vencer así como así. No existía un aliciente mayor que el de luchar por mantenerse un día más, una hora más, un solo minuto más. Era una ánima que no flaqueaba antes cualquier adversidad, muchos habían sido los golpes que había recibido, las heridas que se la habían abierto, las lanzas que la habían atravesado… pero no menos las veces que se había puesto de pie y mirado a los ojos a lo que tenía en frente, que en ocasiones no fue poco. Pero realmente, ahora todo era distinto.
Aquel esmirriado cuerpo casi adherido a las sábanas apenas mantenía los ojos abiertos. Delante de su mirada perdida pasaban los recuerdos más tiernos y más horribles de su vida, pero que afrontaba noblemente con aires de orgulloso respeto. Aunque existía uno que le quebraba el corazón, algo que no supo superar nunca, le paralizaba todo el cuerpo ver la imagen de la mujer más preciosa que jamás conoció, a la que le entregó su vida, quedarse sin aliento por una bala perdida mientras caminaban de la mano. Se le venían a la mente el horror de sus caras ante la incredulidad de lo ocurrido, los gritos de histeria aun sonaban en su cabeza y sentía las húmedas gotas del las lágrimas más sinceras. Ya no podía llorar cuando recordaba eso, no tenía fuerzas.
Entre cables conectados a su cuerpo y cubierto de una fino lienzo pasaban los, que auguraba como, últimos momentos de su corta existencia. Cada inspiración y espiración le suponía un sobreesfuerzo que le dejaba dolorida las costillas y los pulmones. Allí permanecía un alma noble, que esperaba la muerte con la frente alta, expectante a la puerta que se le abriría, con los ojos brillantes ante la emoción de volver a ver a su esposa. Únicamente la soledad podrá contemplar este hermoso momento.

martes, 18 de enero de 2011

Lo conseguirás recordar

Hoy es una de esas mañanas en la que sin ningún motivo aparente te levantas de la cama casi de un salto, sin remolonear, sin pesadez, con una extraña y repentina ilusión. Miras por la ventana y un hormigueo se desliza por tu barriga presintiendo que este día no es el rutinario y aburrido que tu esperabas, las cosas están cambiando y tú no has movido un dedo.
Sales a la calle y notas que el viento te cierra un poco los ojos, pero enteros no, no te puedes permitir el lujo de perderte ni el más mínimo detalle de la jornada que comienzas lleno de vitalidad, de espíritu. Una implacable sonrisa te acompaña y se refuerza tras cada diminuto paso que das en este enorme planeta.
Ahora te toca buscar un sitio donde puedas olvidar todo para abrirte a otro todo que te deje absorto del Sol que atraviesa el oscuro cristal de tus gafas para rozarte el colorido iris que reluces sin esfuerzo. El lugar es perfecto. Fresca hierba verde sobre la que tumbarte sin más preocupación que romper las cadenas de tu pensamiento, que pasa los días y los días ocupado con realidades poco trascendentales en la. mayoría de los casos. Con las manos en la nuca y observando los desplazamientos y las formas de las nubes.
Solamente te despista la risa de unos niños que corretean de un lado para otro, ellos no son presas de la madurez. Te vuelves a centrar en las nubes para retomar una línea de pensamientos e ideas que te alejen del mismo suelo...
Te incorporas de una manera brusca. Has pensado algo, no logras recordarlo, pero la sensación que te recorre el cuerpo es inmejorable. Sin poderlo remediar sonríes. Intentas volver a la línea de pensamiento para llegar al punto en el que quisiste parar el tiempo para gozar de ese instante efímero pero supremamente agradable. No lo consigues y te muerdes el labio nervioso. Un sentimiento único te tocó el alma, recordaste cuando llegaste corriendo a tu abuelo y te cogió en brazos, cuando tu madre te besaba en la frente antes de dejarte dormir, el último pétalo que dictaba que tu amor imposible sí te quería, el abrazo tras reencontrarte con un antiguo amigo, la caña que sacaba el pez del lago.
Te levantas, radiante, ya nadie te puede decir que no, todo es demasiado bueno. De vuelta a casa sigues pretendiendo encontrar lo que te provocó aquella sensación aun presente. Crees que no pudo ser algo demasiado importante, de ser así te acordarías. Aunque ¿qué tontería te puede producir todas esas cosas? Bueno, ya da  igual, te has dado por vencido.
Tumbado en la cama, mirando el techo de tu habitación, revives esa intensa felicidad durante unos segundos. Mueves las piernas y el resto del cuerpo por la inquietante alegría. Sueñas con revivir ese momento, piensas que ha sido uno de los mejores de tu vida. Ya se te han cerrado los párpados .Has vuelto a sonreír, ¿has logrado soñar con ese instante de inmensa felicidad?

martes, 11 de enero de 2011

Balón de Oro 2010

Y el Balón de Oro es para... ¡LEO MESSI!
Sí, ese es el instante antes de que a millones de españoles se nos quedara cara de bobos frente al televisor, la radio y la pantalla del ordenador. Correcto, ese es el momento antes de que empezásemos a preguntar a los que teníamos alrededor si había dicho que Messi era el mejor jugador de 2010. En efecto, esa es la frase que destrozaba todas nuestras ilusiones para transformarlas en quejas, frases de incredulidad, insultos contra la FIFA, etc.
Así pues, se ha considerado como mejor jugador del mundo de 2010 a un hombrecillo que ha ganado la Bota de Oro por ser el máximo goleador en la temporada 2009/2010, campeón de Liga y campeón de la Supercopa de España. Messi tiene unos números alucinantes, no se puede negar. Pero, ¿quién está detrás de Leo? ¿Quién le ponía los balones para que los empujase, eso sí, con un toque magistral?
La repuesta a las preguntas anteriores es clara, Xavier Hernández y Andrés Iniesta.
El primero, Xavier Hernández, el constructor, el cerebro de España y del Barça, el hombre por el que pasa todo el fútbol de su equipo, que es nombrado mejor jugador del partido encuentro tras encuentro. Xavi es el jugador entorno al cual ha girado el juego del mejor Barça de la historia y de la España que ha ganado una Eurocopa y un Mundial en dos años. Humphrey Bogart  (como le decía Andrés Montes) tiene una trayectoria profesional impecable culminada con el Mundial de Sudáfrica 2010.
El segundo, Andrés Iniesta, el Sweet Iniesta, Don Andrés, el mediapunta que completa el mejor centro del campo del mundo, el de España y el Barça. Iniesta es un jugador que ha sido muy determinante con el gol en la Final de Sudáfrica, consiguiendo no solo el título de Campeones del Mundo, sino haciendo que un país se olvide de crisis, política, sociedad, y se una por primera vez desde hace años para celebrar algo. A parte del Mundial, "El caballero pálido"  no ha dejado indiferente a los aficionados que han degustado su calidad, siempre añade un toque mágico a cada jugada.
Otro serio candidato que ha sido desprestigiado es Wesley Sneijder. Este año ha llevado de la mano con su juego al Inter de Milan al triplete, ha sido el hombre de confianza de Mourinho en el campo, ha sido el cerebro y eje de los neroazzurro. También ha  elevado a Holanda a un nivel de juego capaz de ganar el Mundial de no ser porque se ha encontrado en el bando contrario la mejor manera de jugar al fútbol posible.
Tras otro año, a los españoles no nos queda más que resignarnos tras el reconocimiento como mejor futbolista del año a un extranjero. Porque si a Raúl no le dieron el Balón de Oro porque no consiguió nada con su selección, ¿que más da que Messi no marque con Argetina y Alemania le meta 4-0?
Algo raro vuelve a oler en la FIFA. Esperemos que algún año un futbolista español gane la Liga, la Champions, el Roland Garros, la Copa del Rey, el anillo de la NBA, los 100 metros lisos, el Mundial de fútbol, el Mundial de hockey, la Supercopa de Europa, la Copa de los Maestros de tenis, el PokerStar de Europa, la Supercopa de España,  el Dakar... para ver si así consigue el negado Balón de Oro.

jueves, 6 de enero de 2011

El 5 de enero

5 de enero. Millones de niños corren la suerte de levantarse y vivir un nuevo día. Un día que desde su inicio impone el nerviosismo en todas las pequeñas criaturitas que ansían la llegada de la tarde para comenzar uno de los momentos más alucinantes de sus cortas vidas.
Ya han comido y se han lavado los dientes. Empiezan a reprender a sus padres para que terminen su comida y poder dirigirse hacia la Cabalgata, donde les aguardan una experiencia que podrán recordar con una inocente sonrisa.
Llega la hora, los padres buscan los abrigos a la vez que intentan detener a sus pequeños de su salida en picado hacia la calle. Ahora sí, ya los niños sienten el frío viento en el trozo de la cara que la bufanda no consigue tapar. Ya de lejos oyen el murmullo del resto del pueblo, ya se acerca el momento, va a dar comienzo la Cabalgata de los Reyes Magos, impuntual como todos los años, pero, ¿y eso qué más da? Ya están saboreándolo.
Se ve a lo lejos una carroza, detrás otra y otras más detrás. Un aluvión de caramelos impacta contra el suelo y todos los niños, y los no tan niños, se agachan para recogerlos. Aun no han guardado los que tienen en la mano cuando han caído más caramelos todavía. La sensación es increíble, la felicidad se trasparenta en sus caras. Los bolsillos están llenos y las lenguas se van haciendo al dulzor de la merienda de hoy. Ahí vienen Sus Majestades de Oriente, esbozando una sonrisa que responde a las de sus cientos de aclamadores, tirando más caramelos, pelotas, regalos varios y sobres que pueden esconder un premio canjeable tras la cabalgata. Este es el momento en el que los padres tienen que involucrase en el bullicio para conseguir algún detalles para sus hijos.
La tarde trascurre siguiendo el recorrido de las carrozas por todo el pueblo con el acompañamiento de villancicos, cohetes y aire de fiesta, aspirando a conseguir más caramelos, más juguetes, más todo.
Las carrozas se están recogiendo y no queda mucho más por ver allí. Durante el camino de vuelta a casa los chiquitines hacen recuento de caramelos y relatan a sus padres sus batallas épicas por conseguir una pistolita o un collar de princesa.
Por fin en casa de nuevo, piensan agotados los padres. Los niños, cuyos estómagos le piden algo solido, se sientan a la mesa para una cena que culmina con el roscón de reyes, en el que esperan no encontrarse con la haba y poder dar con el muñeco para coronarse reyes y reinas de su fabuloso mundo.
Tras una comida que no ha conseguido tranquilizarlos se van a la cama con más ganas que nunca. Preparan sus despertadores para despertarse de un salto a esa hora a la que sus padres tienen que sacarlos de la cama con esfuerzo un día de colegio, pero claro, la mañana siguiente sería más especial aun que el día de hoy. Ya han cerrado muchos los ojos, los más nerviosos no son capaces aunque ya se están haciendo los dormidos por si vienen los Reyes para que no lo pillen despierto y no se lleven sus juguetes.
Ahora ya sí, ya no queda ni uno despierto. Este es el momento para que Sus Majestades actúen, hagan iluminar radiantes sonrisas dentro de pocas horas, guardéis el secreto, la más tierna mentira, necesaria, inquebrantable, que permite hacer de esta, una noche mágica.