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sábado, 29 de enero de 2011

Últimos suspiros

El espíritu abatido forcejeaba a duras penas aunque no se dejaría vencer así como así. No existía un aliciente mayor que el de luchar por mantenerse un día más, una hora más, un solo minuto más. Era una ánima que no flaqueaba antes cualquier adversidad, muchos habían sido los golpes que había recibido, las heridas que se la habían abierto, las lanzas que la habían atravesado… pero no menos las veces que se había puesto de pie y mirado a los ojos a lo que tenía en frente, que en ocasiones no fue poco. Pero realmente, ahora todo era distinto.
Aquel esmirriado cuerpo casi adherido a las sábanas apenas mantenía los ojos abiertos. Delante de su mirada perdida pasaban los recuerdos más tiernos y más horribles de su vida, pero que afrontaba noblemente con aires de orgulloso respeto. Aunque existía uno que le quebraba el corazón, algo que no supo superar nunca, le paralizaba todo el cuerpo ver la imagen de la mujer más preciosa que jamás conoció, a la que le entregó su vida, quedarse sin aliento por una bala perdida mientras caminaban de la mano. Se le venían a la mente el horror de sus caras ante la incredulidad de lo ocurrido, los gritos de histeria aun sonaban en su cabeza y sentía las húmedas gotas del las lágrimas más sinceras. Ya no podía llorar cuando recordaba eso, no tenía fuerzas.
Entre cables conectados a su cuerpo y cubierto de una fino lienzo pasaban los, que auguraba como, últimos momentos de su corta existencia. Cada inspiración y espiración le suponía un sobreesfuerzo que le dejaba dolorida las costillas y los pulmones. Allí permanecía un alma noble, que esperaba la muerte con la frente alta, expectante a la puerta que se le abriría, con los ojos brillantes ante la emoción de volver a ver a su esposa. Únicamente la soledad podrá contemplar este hermoso momento.

1 comentario:

  1. no solo de alegrias y sonrisas(que bastantes tenemos) vive el hombre la oscuridad es parte de la luz sigue asi compi

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